La coherencia, esa búsqueda constante de alinear nuestras acciones con nuestros valores y principios, a menudo se convierte en un algo paralizante en un mundo que cada vez está más interconectado. La búsqueda constante de la coherencia puede limitarnos, especialmente en un entorno donde cada elección está relacionada con consecuencias y responsabilidades. ¿Es posible liberarnos de esta carga y tomar decisiones conscientes sin ser víctimas del miedo a la incoherencia?
Los límites de la coherencia
En nuestra sociedad actual , cada acción que realizamos parece llevar consigo un peso ético. La coherencia nos exige analizar cada paso antes de darlo, creando un miedo constante a la incoherencia que, en ocasiones, nos paraliza. ¿Cómo podemos ser individuos conscientes y responsables cuando el mundo nos presenta desafíos que van más allá de nuestro control?
Vivimos inmersos en un sistema social que, en ocasiones, nos excede como individuos. Gobiernos, empresas y el poder en general juegan un papel fundamental en decisiones que afectan derechos humanos, condiciones laborales y la crisis climática. La culpabilidad que sentimos por acciones que van más allá de nuestro control puede convertirse en una carga difícil de llevar. Ya que debedemos tener en cuenta que en muchas ocasiones, son ellos los que deben tomar acciones y no culparnos a los consumidores, como a veces lo quieren hacer ver.
La trampa de la culpa
Sentirnos culpables por nuestras elecciones, como tomar un vuelo o consumir ciertos productos, puede convertirse en un obstáculo para reconocer nuestro potencial como agentes de cambio, pues nos vemos atrapados en un dilema que nos impide reconocer nuestras capacidades individuales para generar impactos positivos.
Tomar acción, puede ser entonces el enemigo frente a la coherencia paralizante. En un mundo donde la perfección es inalcanzable, es necesario poner la acción por encima de la rigidez de la coherencia. Reconocer que no podemos cambiar todo de inmediato, pero que cada pequeño paso cuenta, es la clave para superar ese estancamiento a veces producido por la búsqueda imposible de perfección.
Coherencia off acción on
El reto está en atreverse a desactivar la coherencia en ciertos momentos para permitirnos explorar nuestra capacidad de generar cambio. Más allá del miedo al juicio ajeno, es un acto valiente reconocer que no podemos abordar todos los problemas simultáneamente y, sin embargo, cada acción cuenta.
Apagar la coherencia se convierte en un acto necesario para aquellos que deseamos contribuir a un mundo mejor. Al desafiar la idea de que todo debe ser coherente de inmediato, podemos unir nuestro potencial individual y colectivo para generar cambios positivos. Más vale un conjunto de acciones imperfectas que no hacer nada por el temor al qué diran o ser sometidos a juicios. Es más que urgente tomar acción, ser conscientes de nuestras elecciones y reconocer que, en este complejo tejido social, la perfección es casi que imposible, pero el impacto positivo puede ser real y alcanzable.