Cuando empecé a construir mi hogar, algo que tenía muy claro en mi cabeza era que no quería que este nuevo espacio estuviera lleno de cosas innecesarias y empezar a acumular todo lo que se me atravesara en el camino, y ya en varias ocasiones había escuchado hablar sobre el “minimalismo”, así que quise empezar a investigar al respecto y saber de qué se trataba.
¿Qué es el minimalismo?
Existen muchas ideas acerca de lo que es el minimalismo, pero una definición concreta puede ser: minimalismo es un estilo de vida, diseño o arte que se caracteriza por la simplicidad, la economía de elementos y la eliminación de lo superfluo.
Sin embargo, y después de explorar lo que es vivir un estilo de vida minismalista, decidí que no me quería denominar como tal, ya que cada día comprendo más, que las etiquetas en lugar de beneficiarnos o abrirnos la mente, nos limitan y encasillan. Sí, claro que me identifico con las prácticas que lleva este estilo de vida, pero por otro lado, llegué a un punto en el que me sentía culpable cada vez que compraba algo, en el que me obsesionaba cuando “no estaba cumpliendo con los estándares que definen a un minimalista”, y esto no me estaba generando bienestar, en su lugar me estaba generando estrés y ansiedad.
Lee mi reflexión sobre las etiquetas
Así que decidí tomar aquello que me hacía sentido y simplemente tratar de vivir más ligero, valorando más las experiencias y relaciones, en lugar de lo material, alejarme de las tendencias y consumismo desmedido, concentrándome en lo que es esencial y realmente importante para mi.
En este camino, aprendí 5 cosas que me hacen sentir mucho más liviana y vivir más ligera.
1. El ser humano siempre va a estar insatisfecho con lo que tiene y los objetos materiales no llenarán nuestros vacíos emocionales.
Se nos ha hecho creer de muchas formas que una vez tengamos dinero, estatus y posesiones vamos a estar satisfechos y felices. Pero la realidad es que esto solo nos da satisfacción momentanea y luego vamos a querer algo nuevo y diferente.
Los psicólogos Ed Diener y Martin Seligman, realizaron un estudio en 2002 dónde descubrieron que la felicidad a largo plazo está más relacionada con factores como la calidad de las relaciones interpersonales, el sentido de propósito en la vida y la capacidad de enfrentar y superar desafíos. Por lo tanto, creer que adquirir el nuevo celular de moda te va a hacer feliz es solo una excusa que te das a ti mismo para no enfrentarte con posibles vacíos o problemas emocionales, una vez la euforia de adquirir esa cosa material pase, te vas a sentir igual o peor a como estabas antes, sin trabajar en lo realmente importante, que es tu bienestar emocional.
La insatisfacción es inherente al ser humano, una vez aceptes que esto es algo que no puedes cambiar, tendrás más claridad para darte cuenta cuáles objetos materiales realmente necesitas en tu vida y cuáles no.
Lee el post sobre: el impacto de la moda en el planeta y nosotros mismas.
2. No es necesario tener todo y no está mal reparar.
Otra creencia que tenemos es que debemos tener nuestro propio taladro, carro, lavadora, entre otros, así solo los utilizamos una vez a la semana, mes o año. Se nos ha vendido la idea de que no podemos necesitar a nadie y hay que ser independientes en todos los sentidos. ¿Y si empezamos a crear relaciones con otras personas con las que se pueda intercambiar diversos recursos solo cuando los necesitemos realmente?
No pasa nada si le pides a tu papá o a tu primo la caja de herramientas cuando una vez al año vas a reparar algo. O que al hacer Home Office no necesites tener tu propio vehículo y le pidas un aventón a tu vecino cuando debas ir al mercado. Así podríamos crear relaciones más sólidas con las personas que están a nuestro alrededor, crear un verdadero sentido de humanidad y cooperación, en lugar de dejar las cosas empolvandose en el fondo de el cajón hasta que en algún momento lo puedas necesitar.
Por otro lado, ¿eres de los que se daña algo e inmediatamente lo reemplazas sin saber si de pronto se puede reparar? Alargar la vida útil de nuestros objetos no está mal, le estás dando la oportunidad a algo que puede seguir funcionando, en lugar de que termine en la basura, generando más y más desperdicios de los necesarios. Así que la próxima vez, cree en las segundas oportunidades.
PLUS: Tampoco necesitas tener demasiados tipos de un mismo objeto. ¿No has notado que por épocas nos ponemos los mismos zapatos, utilizamos la misma cuchara para revolver o nos aplicamos la misma crema? Tener todas estas cosas, solo nos genera ruido y nos quita espacio esencial para aquello que sí usamos constantemente. Preguntante cuáles objetos tienes de diferentes tipos, colores, tamaños, olores, pero que en realidad solo uses uno de ellos.
3. Los recuerdos están en nuestra mente, no en los objetos.
Yo también era una de esas que cada vez que salía de viaje quería tener sí o sí un recuerdo para traer de regreso, así esa cosa se quedara guardada en un cajón y nunca más volviera interactuar con ella. Me di cuenta que esos momentos que vivo cuando conozco un nuevo lugar, realmente perduran es en mi mente y en las historias que cuento de las experiencias vividas.
Ahora, como sé que de igual forma hay muchas cosas que nos hacen ojitos cuando estamos explorando un lugar diferente, me pregunto, ¿esto es un objeto que puede interactuar con el espacio en el que vivo? ¿Lo puedo colgar en un lugar, poner en una repisa, utilizarlo constantemente y me va a hacer feliz? Entonces lo compro, de lo contrario suelto, y creo memorias de otras maneras.
También aplica para los que guardamos todos los papelitos, entradas, hojas, entre otros, que terminan guardados en una caja sin propósito alguno. ¿ Y si creas un scrapbooking con estos elementos? Seguramente será una forma más bonita y divertida para interactuar con ellos. La clave está en que todo lo que adquieras o guardes sea una parte activa de tu vida y no solo un objeto que queda arrumado en el olvido.
4. Al tener menos cosas, ahorro recursos a mi misma y al planeta.
Al comprender cuáles son esas cosas que realmente hacen parte importante de mi vida y no adquirir y adquirir cosas solo porque sí, ahorro dinero que puedo utilizar para vivir experiencias que me hagan crecer como persona, como educación, viajes, gastronomía, entre muchos otros. O simplemente para llegar a un punto en el que no quiera vivir deseando más y más dinero.
Pero aún más importante, ahorro recursos que como bien sabemos, el planeta necesita mucho más que nosotros. La mayoría de industrias de consumo, como la de la moda o la tecnología, representan un gran impacto ambiental en términos de emisiones, sobreproducción, pocos o nulos derechos laborales, entre otros. Necesitamos cambiar la forma en la que consumimos más temprano que tarde si queremos seguir viviendo en un planeta donde sea posible la vida.
5. Lo más díficil de limpiar y ordenar es la mente.
Vivir una vida más ligera va mucho más allá que tener una casa con pocas cosas o simplemente dejar de comprar. Todas estás acciones también nos llevan a tener una mente mucho más serena, con menos ruido y más enfocada. Sin embargo el tener un espacio únicamente con lo necesario, no es suficiente. Nuestra mente también se satura con demasiados pensamientos, prejucios e ideales y saber elegir a cuáles de estos prestar atención también puede ser abrumador. Por eso, también es importante centrarse en quitar de tu cabeza aquello que no te aporte y poner tu atención en eso que sí te hace sentir bien y feliz.
Para mi es lo más complejo de conseguir. Al vivir día a día diferentes retos, decisiones, se hace más complejo saber elegir tus pensamientos. Sin embargo no es imposible, con técnicas como la meditación podrás aprender a prestar más atención al momento presente y no a las preocupaciones del futuro o arrepentimientos del pasado. Solo así podremos tener una mente más en calma.
No se trata de no adquirir absolutamente nada
Para terminar y espero que para este punto te hayas dado cuenta, pero hay algo de lo que definitivamente no se tratan para nada estos estilos de vida o prácticas, y es que no se trata de no adquirir absolutamente nada. Para mi vivir ligero, se trata de hacerse las preguntas correctas a la hora de tomar cualquier decisión de consumo tanto material como de información. Se trata de llevar una vida más consciente, sin obsesionarte ni darte golpes de pecho, si a veces tomas decisiones que no vayan tan alineadas con esto, todo toma su tiempo y como sabemos tampoco está mal ser incoherente en algunos momentos. 😉
Lee mi reflexión sobre la coherencia.
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