¿Cómo aprendemos nuestros hábitos y creencias?
Cuando somos pequeños nuestro cerebro es una esponja de atrapar nuevos aprendizajes, observamos y repetimos comportamientos y de acuerdo a la experiencia y contexto, vamos adquiriendo hábitos y creencias. No nos preguntamos mucho el porqué de cada acción aprendida, ya que es como nuestro núcleo y sociedad lo ha venido haciendo durante muchos años.
Los hábitos son todas esas acciones que ya hemos repetido una cantidad de veces suficiente para que se incorporen en nuestra rutina, estas representan un gran porcentaje de nuestros comportamientos en un día determinado. Por lo que casi la mitad de las acciones que hacemos en un día normal, son de forma automática solo porque siempre ha sido así.
Como es la forma en la que siempre ha funcionado, todas estas acciones se consideradan “normales”. El problema es que muchas veces tendemos a creer que si es “normal” es porque es sinónimo de ”bueno”, pero en algunas ocasiones, esto no es así.
¿Está mal no sentirse a gusto con lo que aprendes o las costumbres que heredas?
Por mucho tiempo, mientras crecía, no me sentía cómoda con varias de esas cosas que son consideradas “normales”, pero aún en ese momento no sabía qué era exactamente lo que me incomodaba. Solo pensaba que algo estaba mal conmigo, ya que para muchos era la rara o la que no se alineaba con el deber ser de la vida.
Poco a poco me fui dando cuenta que muchas de mis acciones estaban afectando e impactando más cosas de las que pudiera pensar, incluido mi entorno, los demás seres que lo habitan y yo misma, y que no estaba mal auto cuestionarme por ello. Esto precisamente hace parte de crecer y hacerse responsable de sí mismo; entender cuáles cosas puedo tomar de lo que mis cuidadores hicieron por mi, agradecer y honrarlo, pero ser consciente de que ahora soy yo quién toma sus decisiones y que es importante que vayan alineadas con lo que yo soy como persona, no con lo que los demás creen que debo ser.
Por eso no nos debemos culpar cuando no queremos seguir una tradición que ha estado en nuestra familia por muchos años, o no queremos cumplir con lo que nos impone la sociedad como éxito, o no seguir una moda que atente contra mi salud o la del medio ambiente. Tener la capacidad de ser conscientes de nuestro espacio y de nosotras mismas es lo que nos hace humanos, y cuando algo no está en sintonía con tu ser, se le debe cambiar su frecuencia.
El ir tan rápido, el hacer parte del consumismo desmedido, la competencia absurda de ser la mejor en algo, de superarme cada día, de verme de una manera, mi forma de vestir, los alimentos que estaba poniendo en mi cuerpo; en general, el estilo de vida que me estaban proponiendo no me hacía sentir bien, por lo que decidí desaprender esos hábitos y creencias que no quería seguir teniendo en mi vida y volver a aprender unos nuevos que me hicieran sentir más cómoda y tranquila.
Desaprender y reaprender
Comencé la tarea entonces de analizar cada uno de los aspectos que no hacían click conmigo misma. No fue ni ha sido fácil, pues como dijimos, los hábitos están tan incorporados en nuestras rutinas, que desaprender es como desatar un nudo muy apretado que lleva amarrado por mucho tiempo. Debes tomarlo con calma y poco a poco ir aflojando y reaprender todo eso que de alguna manera te ayude a llevarte mejor contigo misma y con los demás.
Para cambiar un hábito se necesita intención, saber cómo hacerlo y frecuencia. Una combinación de tres cosas que tal vez dependiendo de varios factores no se alinean en el momento perfecto siempre. Por eso lo más importante es saber que todo toma tiempo y debemos ser pacientes con nosotras mismas.
Mi mayor propósito y al mismo tiempo pasión ahora mismo, es tener una vida más sostenible y consciente. Y una de las dificultades más grandes que se me han presentado en el proceso, es entender que todo no ocurre de la noche a la mañana y que no tengo por qué tener todas las respuestas para todo. Es por esto que quise crear este blog, para facilitarle a personas que estén en procesos similares al mío, herramientas que les puedan servir, seguir aprendiendo, desaprendiendo y reaprendiendo constantemente juntas.
Siempre estamos aprendiendo
La vida de cada ser y la vida en el mundo no puede ser siempre igual. Si hay algo que tenemos seguro, es que el cambio y el movimiento son constantes en nuestro día a día, por lo que siempre nos encontraremos con ideas, creencias o hábitos que vamos a querer cambiar, porque algo que nos funciona hoy, puede no funcionarnos mañana y eso está bien. Es importante tener la voluntad de comprender que el aprendizaje también está en constante movimiento, esto nos facilitará navegar la incertidumbre que da no tener todo resuelto siempre.